La historia de Transporte Iruya S.A. es un relato de perseverancia, visión y compromiso con la comunidad de las altas montañas. Desde sus humildes inicios hace más de cuatro décadas, la empresa ha sido un pilar vital en la vida de las personas que habitan en lugares remotos y de difícil acceso en la región.
Todo comenzó con Don Teodoro Mendoza, un hombre emprendedor y visionario, que no solo transportaba mercancía en camión para comerciar en lugares distantes como Iturbe, Chaupi Rodeo e Iruya, sino que también vio la necesidad latente de un servicio de transporte más amplio y accesible para la comunidad local. Sus viajes diarios no solo le proporcionaron un sustento, sino que también lo inspiraron a soñar con proporcionar un servicio que facilitara la movilidad de las personas en la región.
Don Teodoro no se detuvo simplemente en el transporte de mercancías; también fue un pionero en la apertura de rutas en áreas de alta montaña, lo que no solo facilitó el acceso a los pueblos remotos, sino que también mejoró significativamente las condiciones de vida de quienes habitaban en esas áreas.
El sueño de Don Teodoro finalmente se hizo realidad cuando su hijo y nieto fundaron Transporte Mendoza, un servicio de transporte público que se destacó por su regularidad, comodidad y puntualidad. Durante más de dos décadas, la empresa fue un bastión en la región, brindando servicios que iban más allá del simple transporte, como la llegada del servicio de correo postal y la distribución de noticias a través del transporte de diario.
A lo largo de los años, Transporte Iruya S.A. ha pasado de generación en generación, manteniendo vivo el legado y la visión de sus fundadores. En la actualidad, son las mujeres de la familia quienes lideran y sostienen la empresa, demostrando un fuerte compromiso y dedicación para mantener en funcionamiento el servicio que ha sido fundamental para la comunidad durante más de cuatro décadas.
Con más de 40 años de servicio, Transporte Iruya S.A. continúa siendo una fuerza impulsora en la región, brindando no solo transporte, sino también un sentido de conexión y comunidad que trasciende las barreras geográficas y generacionales. Su historia es un testimonio del poder del espíritu emprendedor y del impacto positivo que una empresa puede tener en la vida de las personas y en el desarrollo de una comunidad.